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El buldócer del 155

Como todos sabemos ya, las medidas propuestas por el consejo de ministros para el desarrollo del artículo 155 han sido durísimas. Si el objetivo de los chicos de Rajoy era convocar elecciones autonómicas cuanto antes, suspender a todo el govern, Mossos d'Esquadra y TV3 incluidos, han sido medidas innecesarias para tal fin. Por ello, las medidas propuestas no pueden entenderse bajo ese plan. Su propósito ha de ser otro y, ciertamente, mucho más difícil de comunicar a una opinión pública que empieza a estar un poco fatigada de tanto órdago y golpetazo en la mesa de unos y otros.

El PSOE y su cuqui-ultimátum. 


En ese sentido, al PSOE se le ha abierto un problema de solución dudosa. Más allá de los vaivenes de Pedro Sánchez respecto al 155 —circunscriptibles en la lógica difusa de Pedro Sánchez como político—, cuando ya parecía que el 155 era inevitable, comunicaron a la opinión pública su apoyo a Rajoy. Y lo hicieron en una negociación en la que se produjo un quid pro quo donde el PP conseguía el apoyo de los socialistas a cambio de abrir el melón constitucional. Todos entendimos ese apoyo bajo el subtexto de que el 155 se aplicaría de una manera moderada —si es que la coacción federal puede serlo—, pues frontal había sido la oposición de los socialistas a aplicar el 155 hasta el momento. Por esta razón, la rueda de prensa posterior al consejo de ministros del sábado sorprendió tanto y planteó un problema al PSOE de difícil solución.

No obstante, al PSOE le quedaba una carta por jugar en este particular juego de Magic. La carta tendría la siguiente leyenda: "Sí, hemos decidido abrir las puertas al pandemónium que significa una aplicación extensiva del 155, pero no os preocupéis, catalanes, todo esto puede evitarse si Puigdemont da marcha atrás y convoca elecciones. No nos obligues a aplicarlo, Carles, es lo último que deseamos, ¡líbranos de él!" Este fue, en esencia, el mensaje que Iceta transmitió en ARV ayer en nombre de todo el PSC. Iceta es un tipo dialogante y su partido un bastión histórico del PSOE. Por ello, las palabras del presidente del PSC fueron un ultimátum disfrazado de retórica conciliadora, una amenaza vestida de súplica, Iceta's style. No tenía otra opción y la jugada era buena. 

El PP hace de poli malo.


Miquel Iceta lo pasó mal ayer en el plató de ARV (imagen de archivo).

La jugada, sin embargo, caducó pronto. Tan pronto que incluso pilló a Iceta en el propio plató de ARV explicando su posición y la de su partido. El ala dura del PP salió pronto al paso y modificó una estrategia que parecía acordada con el PSOE. Lo que vinieron a comunicar Casado y Catalá en sendas intervenciones ante los medios es que al Gobierno de Rajoy ya no le bastaría con una convocatoria electoral hecha por Puigdemont, sino que para paralizar la aplicación del 155 exigirían una renuncia expresa e incondicional a declarar la independencia en el futuro. 

Lo abrupto del cambio de posición se explica por el siguiente argumento jurídico que respaldaría la estrategia moderada del PSOE: Catalunya carece de una ley electoral propia. Si catalunya quiere convocar un proceso electoral con todas las garantías jurídicas, el proceso ha de estar sometido a la LOREG, la ley orgánica del régimen electoral general, aplicable en toda España y en Catalunya también. Pero la LOREG solo contempla como posibilidad elecciones autonómicas si son convocadas por el president de la Generalitat. Así que, supongamos el siguiente escenario. Imaginemos que en el pleno de mañana en el Parlament Puigdemont hace dos cosas. La primera, una DUI más o menos ambigua, más o menos clara, o que levante la suspensión de la que declaró el 10 de Octubre. La segunda, que convoque elecciones. Alguien podría pensar que si levanta la suspensión sobre la DUI, las elecciones convocadas ya no serían autonómicas, sino constituyentes. Pero esto sería falso. Para que la DUI tenga efectos jurídicos es necesario que sea reconocida por el gobierno de España. Como esto no ocurriría jamás, la DUI solo tendría efectos penales, que en otro orden de cosas permitirían al fiscal Maza pedir al juez una orden de detención sobre Puigdemont bajo cargos de rebeldía. Pero si la DUI no tiene efectos jurídicos, ésta no entraría en colisión con el ordenamiento jurídico y, por tanto, no existiría contradicción entre la DUI y la convocatoria de elecciones bajo la LOREG. De este modo, las elecciones convocadas serían autonómicas, y solo serían constituyentes a efectos de relato, como a efectos de relato lo fueron las plebiscitarias de 2015, que en realidad eran autonómicas como cualquier convocatoria que haga el president de la Generalitat bajo la LOREG. Es a este sólido argumento jurídico al que se asía el PSOE con muy buen criterio a mi parecer para no exigir también la renuncia incondicional de Puigdemont.

El viraje del PP, por tanto, no se puede explicar desde una posición jurídica. Los móviles que guían su acción, en cambio, son políticos. Y en ese sentido, hay varias hipótesis explicativas. Una de ellas es el revanchismo y la sed de aplacar y vencer al adversario. Esta hipótesis vendría avalada por las presiones que desde la caverna madrileña vendrían siendo sometidas al ejecutivo de Rajoy y que representarían a un porcentaje importante de votantes del PP. 

Ligada a ella, está la hipótesis electoralista. Recordemos que el PNV ha retirado su apoyo a los ppgg. En ese contexto, todo 2018 puede convertirse en una doble campaña electoral, a caballo entre las catalanas y las generales. El PP necesita diferenciarse de sus rivales y, más importante aún, recuperar los votantes perdidos que las encuestas dicen que ha regalado a Ciudadanos (al arrastrar los pies durante septiembre con la  aplicación del 155). La jugada de endurecer condiciones responde perfectamente a este fin.

Otra hipótesis nos hablaría de que la jugada del PP respondería a una estrategia de poli bueno, poli malo. Como todos sabemos por los interrogatorios de las películas, el reparto de roles en esa estrategia responde a una actitud intimidatoria, que se asociaría con una posición maximalista, frente a una posición más dialogante, que se asociaría con una posición más minimalista. En todo momento el objetivo bajo una estrategia así es el objetivo minimalista, pero se usa el rol intimidatorio para generar incentivos disuasorios en el adversario, en este una suspensión hardcore de la autonomía, lo que hace que la postura minimalista le resulte más apetecible al adversario. ¿Es esto lo que estarían haciendo PP y PSOE? ¿Está habiendo coordinación sotto voce? No hay pruebas de ello, por lo que es adentrarnos en el territorio de la conspiración. Pero de ser así, el afectado, una vez más, sería Iceta. El papelón ayer se lo comió él solito, aunque si finalmente la estrategia da resultado, quedaría amortizado al instante. Si finalmente el buldócer sirve para disuadir a Puigdemont, habrá valido la pena el movimiento.

Mientras tanto, en el Govern...


El problema es que no está nada claro que esto vaya a ser así. Porque, ¿cuáles son los incentivos de Puigdemont para dar marcha atrás? Una respuesta rápida sería la fuga de empresas, el portazo de la UE a sus aspiraciones o su posible detención. Pero da la sensación de que este endurecimiento repentino en la estrategia del Gobierno le facilita las cosas para, precisamente, no convocar las elecciones él mismo.

Si convocase él mismo elecciones autonómicas, esto sería interpretado por su electorado como una bajada de pantalones por su parte y el portazo definitivo al procés iniciado hace dos años. Con la CUP pidiéndole irse a Perpignan a montar un gobierno en el exilio y ERC ya en clave electoral exigiéndole la DUI, una negativa de Puigdemont sería interpretada como una claudicación. Un caso especial de este escenario es que Puigdemont declare la DUI y al mismo tiempo convoque elecciones bajo el relato de que serían elecciones constituyentes, a pesar de que serían autonómicas en términos efectivos. Esto sería fantástico para el independentismo ya que no se retractaría de la DUI, convocaría elecciones —con lo que estaría dentro de la legalidad— y si el PP acabase aplicando el 155, el peso de la pérdida de la autonomía recaería sobre el PP. El peor parado sería Puigdemont, que sería detenido acusado de un delito por el que le pueden caer 30 años. No es poca cosa.

Resulta difícil discernir qué es lo que más le conviene al Govern ahora mismo. Lo único que está claro es que a Puigdemont se le acaba el tiempo, como a Tony Montana en Scarface. Y el deseo de ir a hablar al Senado para explicar sus razones parece estar cada vez más lejos toda vez que las trabas burocráticas y el pleno de mañana en el Parlament parecen dificultarlo más de lo deseable. Habrá que estar atentos para ver lo que ocurre. Si algo nos ha enseñado esta crisis, es la creatividad de la Generalitat para salir al paso de los callejones sin salida a los que le aboca el Estado. Tarde o temprano tendrá que colisionar contra la pared. ¿Será ahora? Parece ser o eso o el buldócer, pero no descarten las sorpresas...

Edito: Parece que ya se conocen los tiempos de mañana y pasado. Mañana, a las 10:00h, Pleno en el Parlament en el que se debatirán las medidas propuestas para el 155. A mediodía, el pleno se suspende y Puigdemont viaja a Madrid para hablar en el Senado en sesión extraordinaria y exponer sus razones. Y el viernes... el viernes puede ser el pandemónium, ya que coincidirán al mismo tiempo la segunda parte del pleno del Parlament con la sesión en el Senado en la que se aprobará la aplicación del 155. En otras palabras, puede coincidir al mismo tiempo la DUI y la aprobación del 155. Madrid contra Barcelona... Pero no seamos sensacionalistas, también pueden ocurrir otros escenarios, claro...

Edito (15:00): Puigdemont finalmente no acudirá mañana al pleno del Senado a dialogar. Forcadell dixit...

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