Header Ads

Cipollino nos hace la revolución

María Dolores Cospedal

El italiano Gianni Rodari fue uno de los grandes autores de la historia en materia de literatura infantil. Su obra está a la altura de la de Michael Ende, Hans Christian Andersen, Charles Perrault o Roald Dahl. En España, sin embargo, su conocimiento popular dista de ser el de otros países, a pesar de que uno de sus libros de relatos, Cuentos por teléfono, y su ensayo sobre la creatividad, Gramática de la fantasía, han contado con varias reediciones en este país.

Una de las razones de que su obra haya tenido una impronta tan escasa en España fue el comunismo abrazado por su autor. Rodari siempre lo expresó abiertamente aunque, a decir verdad, Rodari fue un comunista anómalo. Nacido en los años 20, como tantos niños de su generación iba para cura como forma de escapar a las penurias, ingresando en un seminario católico en los años 30 y, más tarde, se afilió (obligatoriamente) al Partido Nacional Fascista en los 40. Sin embargo, la muerte de dos de sus amigos en un campo de concentración nazi le hicieron entrar en contacto con la resistencia lombarda, afiliandose al partido Comunista en 1944. Tras la guerra, el Vaticano le excomulgó por ser un "ex-seminarista convertido al Diablo". El diablo rojo, se entiende. Y un año más tarde realizó su primer viaje a la URSS. A pesar de ello, Rodari jamás fue un comunista ortodoxo y la imaginación, la fantasía, el humor y la libertad creativa siempre fueron divisas básicas de su pensamiento. Sin embargo, sus ideas comunistas eran rastreables en sus escritos a través de alegorías más o menos obvias, y esa fue la razón de que gozara del favor del público en algunas latitudes y en otras no. Un ejemplo de ello fue Cipollino, publicado en 1951 —el mismo año de su ex-comunión—, éxito absoluto de ventas en la URSS, pero no editado en España hasta los años 80 bajo el título de Las aventuras de Cebollín primero, y más tarde como Las aventuras de Cebolleta.

Su obra Cipollino describía un mundo de verduras y frutas antromórficas gobernado tiránicamente por un malvado villano, el rey limón. La historia nos contaba la heroica revolución que emprendía un niño-cebolla, Cipollino, para liberar de la opresión a sus semejantes y derrocar al malvado rey, en una alegoría bastante evidente de la lucha de clases marxista y de todas las revoluciones de sesgo libertador a lo largo de la historia. El libro, como digo, fue un éxito de ventas en la Unión Soviética y el personaje de Cipollino forma, hoy en día también, parte del acervo común ruso. Tal vez sea por eso que, cuando este viernes unos humoristas rusos publicaron la broma gastada a la ministra de Defensa española, Dolores Cospedal, el nombre elegido para el espía Puigdemont fuera, precisamente, Cipollino. El libertador Cipollino.

La broma.


Para los que no se hayan enterado aún, nuestra ministra de Defensa fue víctima de una lamentable aunque muy cómica broma gastada por humoristas rusos, que fue publicada este mismo viernes. Tenéis el vídeo aquí. En ella los bromistas se hacían pasar por miembros del ministerio de Defensa de Letonia y se ofrecían a compartir información relevante sobre el papel de Rusia en la cuestión catalana. "Debe entender que estamos listos para ayudarle si de repente pasa algo radical... un alboroto", decían los bromistas ante una Cospedal receptiva. Explicaban que los planes de Rusia para Catalunya eran preparar "un escenario como el de Crimea". Para tal fin, el 50% de los turistas que habría en Barcelona ahora mismo pertenecerían al servicio de espionaje ruso. El momento en el que Cospedal interroga exclamativamente "¿el 50%?" es muy divertido, pero nada comparado a cuando el falso ministro de Defensa letón le revela que Puigdemont llevaría trabajando para la inteligencia rusa desde hace tiempo. "También conocemos su apodo... Cipollino. Quisiera que lo tomara en serio." Y claro que Cospedal lo tomaba en serio.

El franquismo prohibió la edición de Cipollino durante la dictadura, de modo que la ministra no podía entender la referencia literaria, el juego de significados con la alegoría revolucionaria y la asociación al público infantil, a menos que entre sus aficiones de adultez se encuentre el disfrute de literatura para los más pequeños del hogar. Para que se entienda el calado de la broma desde la óptica del público ruso, es como si nosotros le gastásemos una broma a Trump y le dijéramos que tenemos pruebas de que Kim Jong-un conspira contra él con la ayuda de la inteligencia rusa, y que para las huestes del servicio secreto de Putin el mandamás norcoreano se haría llamar "Don Pimpón". Bueno, suponiendo que "Don Pimpón" fuera un héroe literario de marcados valores revolucionarios y no lo que sea que fuese efectivamente Don Pimpón. Vale, un búho, leo según wikipedia. Bueno, Cipollino era una cebolla. Empate.

Pero volviendo a la historia, Cospedal se lo tomó tan en serio que el nerviosismo se apoderó de ella y de su boca salió un dubitativo y entrecortado "Ajá... Yo voy a hablar con el presidente, con el primer ministro y le voy a contar... le llamo mañana por la mañana al ministro. Es muy importante para nosotros... Desde cuándo saben... si saben que Puigdemont tiene relaciones con Rusia". Los periodistas rusos le contestaban que "desde hace una semana" pero que "tenían que comprobar primero la información". Añadían, poco después, que "esperamos que usted no dude de que Puigdemont ha sido el agente ruso todo este tiempo", a lo que Cospedal respondía con un rotundo "no, no, no, no, no. Eso no. No tenemos ninguna duda ahora." Para qué dudar... Para qué hacer algo cuando puedes no hacerlo, ¿verdad?

Cachondeo internacional.


Recordemos que el presidente del gobierno, M Punto Rajoy, ya fue víctima de una broma por parte de una emisora de radio catalana en la que el interlocutor se hacía pasar por un Carles Puigdemont que llevaba escasas semanas investido como President de la Generalitat, allá por enero de 2016. En aquella ocasión, cuando los periodistas revelaron la verdad, un apesadumbrado Rajoy decía "eh, bien... es que no, no es serio esto, eh, como comprenderá usted... que esto no es serio. Hagan ustedes lo que quieran, pero desde luego no es serio." Y en un tono revitalizado: "¿De qué emisora son ustedes?" Ya entonces nuestros representantes dieron sobradas muestras de una credulidad y de una ausencia de filtros en la interceptación de comunicaciones bastante cómica, aunque preocupante. Pero lo achacamos todo a la supuesta estupidez de Rajoy —estupidez que parece más un flatus vocis que otra cosa, a pesar de haberse instalado en el imaginario colectivo, no sin la insistente e inestimable ayuda del propio Rajoy también—.

En ese sentido, la broma de los periodistas rusos reincide en los mismos errores: credulidad y ausencia de filtros en las comunicaciones. El problema añadido es que magnifica el impacto por cuanto ataca a la premier del ministerio de Defensa, aquel que, en buena lógica, debería ser el más seguro e inaccesible. Si una broma así ocurre ahí, ¿qué no podrá ocurrir en otras áreas menos pertrechadas? Y suerte que al periodista no se le ocurriese proponerle una mordida o algún otro tipo de negocio irregular. ¿Se lo imaginan? Todo en mitad de una crisis territorial que ya ha adoptado tintes geopolíticos y que amenaza con socavar incluso los cimientos de la Unión Europea. Gracias Cospe, nos hemos echado unas risas a tu costa, pero a qué precio.

Hay quien dirá que esto le puede pasar a cualquier político. Ellos, especialmente cuando asumen puestos de responsabilidad, son los blancos perfectos de esta clase de bromas, procedan de Rusia o procedan de Radio Flashback. Es cierto. Ahora bien, es su responsabilidad tener más reflejos y esquivarlas, no morder el anzuelo y tragárselo entero. La credulidad de Cospedal es en realidad un síntoma de su incapacidad para dirigir los designios del ejército y del ministerio de Defensa. Una incapacidad en las funciones que parece manifestarse como epidemia en el gobierno central y de la que el affaire con Cipollino no ha supuesto sino su penúltimo episodio. Porque vendrán más meteduras de pata, ya sea en forma de cómicas bromas o en forma de dejación de funciones. Pueden estar seguros de ello.

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.