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Sobre este blog.

Quien me conoce sabe que el mundo de la política me apasiona. Me encanta analizar las estrategias a largo plazo de los partidos políticos, las tácticas que guían su acción en el día a día, las escaramuzas dialécticas en las que se ven inmersos, sus políticas de comunicación y el juego de símbolos que usan para transmitir sus ideas. También me gusta analizar los enfoques que usan los distintos medios de comunicación, sus sesgos en la selección de la información, sus distintas líneas editoriales, sus filias y sus fobias, sus fuentes de financiación y la información que se puede extraer de ellas. Me gusta la política como un todo y me gusta la política porque tiene relación con todo.

Es normal que cuando alguien siente una pasión tan profunda por algo tenga la predisposición a hablar de la materia en todo momento. En mi caso, al menos, es así. Aunque la mayor parte del tiempo me contenga, admito que puedo dar bastante la brasa a los que me rodean. En mi descargo diré que no suelo ser quien inicia las conversaciones. En mi contra dirán que tampoco pongo de mi parte para cerrarlas. Por ello, puede decirse que este blog nace del deseo de que mis amistades abandonen la medicación para el dolor de cabeza que les ocasiono, así como del instinto de conservación que me protege de su posible enajenación causada por mi insistencia.

Vehículo de expresión y vertedero estructurado


Con anterioridad a la creación de este blog había ensayado otras posibles soluciones a este problema. He sido un asiduo comentador en foros de noticias de periódicos y no he dudado en tarifar con aquellos con los que la discrepancia era manifiesta. Siempre desde el respeto y el argumento razonado, no desde el insulto y el escupitajo al aire, pues la política se nutre del debate y del disenso, y sin él, ésta se diluye. Se nutre del debate y del disenso porque nace de la pretensión, a menudo ingenua, de que nuestros argumentos son mejores que los del adversario y que con ellos podremos convencerlo. A menudo es ingenua porque en política las cuestiones emocionales tienen tanto o más peso que los fríos y desapasionados argumentos racionales.

Pero uno de los aspectos más desilusionantes de comentar en foros de noticias es ver como tus comentarios se acaban perdiendo y diluyendo en el olvido al cabo de unas horas. La actualidad política nunca mira atrás, y lo que ayer era noticia, hoy es Historia. En ese sentido, esos foros de comentarios son como las barras de los bares: diluyen las opiniones en el magma del paso del tiempo del mismo modo que las frases proferidas por el parroquiano se diluyen en el culo de su vaso de vino. Así que este blog nace primariamente como vehículo de expresión y secundariamente como vertedero  estructurado. Como vehículo de expresión es tan bueno como cualquier otro. Como vertedero estructurado esperamos que sea mejor que las otras alternativas disponibles.

¿Por qué "el equidistante"?


A raíz de la explosión de la crisis catalana de los últimos días (septiembre y octubre de 2017), se ha puesto en circulación el término equidistante para hacer referencia, de forma despectiva, a todos aquellos que aunque no piensan como yo... tampoco lo hacen como mi adversario natural. Esto, que a priori es positivo, en el entorno tan absolutamente polarizado en el que se ha convertido la cuestión catalana constituye, como bien decía Jordi Évole, causa de difamación y agresiones verbales gratuitas, cuando no de abiertas manipulaciones. Pues, o piensas como yo o piensas contra mí. No te puedes mantener en un espacio intermedio, pues de lo contrario recibirás estopa de las dos partes. Como da la casualidad de que en el asunto de la cuestión catalana no me posiciono ni en el bando constitucionalista ni en el bando secesionista, creo que lo de equidistante se acomoda bastante bien a mi persona a ojos de mis adversarios. El hecho de que tenga una connotación despectiva no hace sino reforzar lo absurdo de las posiciones desde las que se esgrimen esos ataques cuando alimentan un tocapelotismo, el nuestro, que, no nos vamos a engañar, nos resulta atractivo. El que se pica ajos come, que dicen con sabiduría aristotélica los más pequeños.


Declaración unilateral de equidistancia: el dedo corazón es claramente equidistante de los dedos pulgar y meñique.

No existe la equidistancia en política.


Pero que nos guste abrazar los pretendidos insultos de nuestros adversarios mientras los contemplamos henchidos de furor no nos convierte en auténticos sujetos equidistantes. La equidistancia en política no existe. La política, como la ética, nos insta a tomar partido, a decidir. Siempre. Lo único que significa que en el caso de la cuestión catalana abracemos una tercera opción es que el eje del debate no es unidimensional, tal y como intentan hacernos creer. Ese reduccionismo, imperante gracias a la ardua labor que realizan los medios de comunicación, puede ser abrasivo hasta hacer retroceder y claudicar al más pintado para que vuelva al redil, si es que alguna vez salió de él. Por ello, a pesar de su nombre, este blog no será un auténtico espacio equidistante. Ni desea serlo. Solo lo será en la medida en que se alimente del insulto, de la descalificación, como forma de mostrar la ausencia de argumentos de la posición ajena, como esa e ladeada que preside el título del blog. ¿Verdad que parece que se descojona? Lo hace. Lo sé porque yo la diseñé.

No me queda mucho más que explicar. Espero que el contenido del espacio sea de tu agrado, querida lectora, querido lector. Me gustaría que te quedaras, que me leyeras y que me dejaras sagaces observaciones. También me gustaría que, a pesar de que puedas no compartir mis opiniones, al menos éstas te sirvan para reforzar las tuyas. Lo único que prometo es no insultar tu inteligencia con mis argumentos, intentar que estos no se parezcan a burdas falacias. No sé si lo conseguiré pero prometo poner todo de mi parte para que eso no ocurra. En tus manos queda elucidar el éxito o no de mi tarea.

2 comentarios:

  1. Te sigo encantada. Todo es política. Hice un comentario anterior pero temo que se perdió. A ver ahora. Saludos!

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    1. Acabo de ver el comentario, Mónica. ¡Muchas gracias por seguirnos! Espero que lo que vamos vertiendo por aquí sea de tu agrado ;)

      ¡Un saludo!

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